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sábado, 1 de julio de 2023

Autoestima, desarrollo e importancia.

De entre todos los factores que inciden en el desarrollo emocional del niño, uno de los más importantes es la autoestima, y las personas significativas para el niño, son las que en gran medida van a estimular, moldear y construir su autoestima. En la medida en la que el docente se transforme en una persona significativa para su estudiante, podrá influir en la construcción de su autoestima.


La autoestima es un sentimiento, no observable directamente e influye en habilidades cognitivas, rasgos de la personalidad, calidad de vida, competencia de la persona y en su propio bienestar emocional.


La construcción del concepto de autoestima comienza el 1890 por el psicólogo norteamericano William James, que comienza a describir la autoestima como conjunto de sentimientos que dependen de un conjunto de pensamientos o aspiraciones, que a su vez, pueden provocar una conjunto de conductas para acercarnos a aquello que deseamos. Este conjunto de sentimientos va a variar en función de los resultados de nuestras acciones, reforzando la autoestima si los resultados tienen éxito o perjudicándola si los resultados no son los esperados o fracasan.


William James expone este proceso de construcción de autoestima como una ecuación en la que en el numerador ponemos nuestro potencial y en el denominador nuestras prestensiones. Si el numerador es superior al denominador, sentiremos éxito, pero si por el contrario, nuestro denominador es superior al numerador, sentiremos fracaso. Es una visión simplista, pues para mejorar nuestra autoestima bastaría con bajar el denominador, es decir, bajar nuestro nivel de pretensiones, pero es un comienzo, una aproximación a este concepto.


En 1967, Stanley Coopersmith publicó "Los antecedentes de la autoestima", en el que estableció un marco conceptual que servía de guía para la investigación y también como un instrumento para ayudar a modificarla, vinculando el desarrollo de la autoestima al aprendizaje social.


Para Coopersmith, los factores básicos de la construcción de la autoestima son: la aceptación parental, tener unos límites claramente establecidos y recibir un trato respetuoso. 


Según Coopersmith, la autoestima es un juicio personal, en el que el sujeto establece consigo mismo un grado de aprobación o desaprobación, lo que le hace sentirse merecedor del respeto de los demás. Como juicio personal, la autoestima es una experiencia subjetiva que el individuo puede transmitir verbal y conductualmente.


En 1979, el sociólogo Morris Rosenberg desarrolla más este concepto y habla de una "alta autoestima" y una "baja autoestima", en función de cómo esta influye sobre actitudes y conductas socialmente significativas. Para Rosenberg, un sujeto con una alta autoestima se siente suficientemente bueno y que es una persona de gran valor, respetándose a sí mismo por lo que es, pero sin tener una devoción exagerada hacia sí mismo o esperando que otros también la tengan. En cambio, si el sujeto tiene una baja autoestima, no se respetará hacia sí mismo y se sentirá tremendamente insatisfecho.


Rosenberg introduce el concepto de "merecimiento" y su relación con la percepción de autovalía. Las personas se sienten merecidas en función de los valores que sienten que han de respetar y que, a su vez, surgen del contexto cultural que, en cierta manera le enseñan como deseables, como que debe seguir, emular y tener para una adecuada integración social, cultural y aceptación dentro de las relaciones familiares e interpersonales.


Para este autor, uno de los riesgos a que están expuestos los niños y que se ha acentuado actualmente es el cambio de los valores que merecen ser emulados y poseídos para conseguir sentirse integrados con su grupo de iguales y que han cambiado, debido principalmente, a los diferentes medios de comunicación, vinculándose más a la satisfacción personal, al individualismo y a la satisfacción inmediata, poniendo en peligro la adquisición de valores tan importantes como la autodisciplina, el trabajo, la perseverancia y la solidaridad en la lucha por el progreso y en enriquecimiento personal.

Pilares de la autoestima

La autoestima se basa en dos pilares básicos:

- Percepción de competencia: referida a la idea que cada persona tiene de sus habilidades, capacidades, debilidades, fortalezas, en diferentes áreas de su competencia como la social, académica, física, deportiva, etc.

- Percepción de autovalía como la idea que cada persona tiene de su valor como ser humano, la cual ha de ser ciertamente realista, no puede estar distorsionada o sometida bajo presión. Una persona puede tener una visión de autovalía distorsionada, tanto por encima, si peca de ególatra o por debajo si está sometido a presiones o retos a para los que no está preparado o superar en demasía su capacidad.


Importancia de tener una autoestima saludable

Una persona con una inadecuada autoestima será más vulnerable ante los avatares de la vida al igual que una persona con un inadecuado sistema inmunológico es más propenso a contraer enfermedades y menos eficaz al combatirlas.


Entendemos que una persona tiene una autoestima adecuada cuando se percibe valiosa por el mero hecho de ser humana, al tiempo que reconoce sus debilidades y fortalezas en diferentes áreas y competencias, pero sin que esto afecte a su percepción de autovalía.


Una autoestima adecuada permite el desarrollo de buenas habilidades de afrontamiento. Tener una autoestima adecuada, pues, constituye uno de los componentes básicos del desarrollo emocional.


Los padres, los maestros y en definitiva, las figuras de apego son las que en mayor medida van a intervenir en la construcción y formación de la autoestima del niño. Son los que tienen mayor responsabilidad.